domingo, 21 de abril de 2013

Capítulo 5

Sombras

Me acerqué a la cómoda y miré a todos lados. No había nadie. ¿Quién habría sido? Cogí la nota, con intenciones de leerla, pero alguien entró en la habitación. Tuve el tiempo justo de darme la vuelta y poner las manos detrás de la espalda, escondiendo la nota en el dobladillo de la manga del vestido. Leia.

-Señora... Me avisa el rey. Dice que os espera en media hora en el salón principal. Me ha dicho que os pongáis esto. - Dijo entrando, con un vestido en los brazos.

-Gracias, Leia.

-¿Desea algo?

-No, gracias. Puedes irte.

Leia hizo una reverencia y se fue, cerrando tras si la puerta. Entonces examiné el vestido más a fondo. 

El vestido, en cuestión, estaba hecho de gasa fina, color perla, con pequeños bucles azules en torno a sí. Tenía una especie de gotas de rocío pegadas al vuelo del vestido, color azul marino, oscuro como la noche. Era precioso, sin duda.
Me desvestí y me puse el vestido. Era más cómodo de lo que parecía a primera vista. Me recogí el pelo en una especie de moño, dejándome pequeños mechones de pelo sobre la cara. 

Iba a salir de la habitación, cuando caí en la cuenta de la nota. ¡Maldita sea! ¡Casi se me olvida! Fui hacia el vestido mojado de antes y rebusqué en el dobladillo de la manga. Ahí estaba. La desdoblé y la leí.
"Yo que tú cambiaría de bando. Te estás equivocando"
     -13 
Confundida, doblé la nota y la guardé bajo la almohada. Salí de la habitación, dirigiéndome hacia el salón.
Bajé las escaleras, corriendo. Llegaba tarde. Encontré a Leia abajo, esperándome al pie de la escalera. Me dirigió, con paso rápido, hacia el comedor. Abrió la puerta y pasé. Me estaban esperando. 

Me senté enfrente de Zack, que me estaba sonriendo. Le devolví la sonrisa. Miré a Algon, e incliné la cabeza. Algon sonrió. Una sonrisa tétrica, por cierto. Miré a mi derecha. Había una silla libre. Me pregunté de quién sería. Entonces me quedé mirando a Zack. Mas bien, nos quedamos mirando el uno al otro.

-Alicia... ¿Te gusta el vestido? - Miré a Algon, extrañada, preguntándome a que venía eso.

-S-si, es precioso...

-Todo el mérito es de mi hijo. Dijo que lo quería elegir él. E insistió bastante - Miré a Zack, que sonreía, mientras se volvía tan rojo como un tomate. 

En ese momento, se abrió la puerta. Entró una mujer de unos años mayor que Zack, toda vestida de negro. Me miró, fulminándome con la mirada.

-¿Esta es la que has elegido? - Le dijo a Zack, mirándome raro.

-¿C-como? ¿Elegir qué? - Dije, asustada.

-¿No lo sabes? - Sonrió fríamente, sentándose en la silla que quedaba libre. - Te ha elegido para ser la pareja de la fiesta del solsticio de verano, ¿no? Y eso, aquí significa mucho. Bueno, dejemos el tema. La cena ya está.

Pasamos toda la cena hablando, aunque yo solo escuchaba y únicamente hablaba cuando me preguntaban algo. La reunión duró como unas tres horas, mas o menos. La cena estaba genial. Entonces, el rey se retiró, obligándonos indirectamente a abandonar la estancia.

Subí las escaleras en dirección a mi habitación. Abrí la puerta, me tiré en la cama y me relajé. Estuve un rato así, hasta que decidí cambiarme, poniéndome el pijama que me habían dejado ahí encima. Dejé el vestido encima de la silla, cuidadosamente doblado. Sonreí, al acordarme de Zack.    
Entonces miré por la ventana. Me sobresalté, al ver una sombra mirándome. Me aparté de la ventana, y me fui a sentar en la cama, asustada. ¿Quién podía ser? Traté de relajarme, imaginando que sería algún sirviente dirigiéndose a dormir. Ayudó un poco, la verdad. 

De repente, noté que había alguien detrás de mi. Y eso no ayudó precisamente a calmarme.

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