sábado, 16 de marzo de 2013

Capítulo 1

Mensaje

Sábado por la mañana. Me puse los cascos y me tiré en la cama. Eran las diez y con esta, la tercera vez que discutían. Mis padres no es que se llevaran muy bien en ese momento, que digamos. Por lo menos, mi hermano pequeño se había ido a dormir a casa de un amigo. Era la única cosa que me consolaba. En ese momento, oí un portazo. "Dios, otra vez no." pensé. Estos últimos días mi padre se iba de casa y no volvía hasta la madrugada. Al minuto llamaron al timbre. Bajé corriendo las escaleras, con la esperanza de que se hubiese olvidado algo, corriendo el riesgo de esnucarme por las escaleras. Abrí la puerta y me llevé una decepción. El cartero. Traía un paquete.

-¿Es usted la señorita... -miró el nombre del paquete atentamente - Alicia López?

-S-sí.

-Firme aquí, por favor. - Cogí el boli que me tendió y firmé.

-¿Qué es?

-No sé, yo no me dedico a fisgar en asuntos ajenos. -Reí y el me dedicó una sonrisa. - Bueno, tengo prisa. Adiós señorita. Encantado de haberla conocido.

Entré en casa y subí a mi habitación, con el paquete de la mano. Miré de reojo a mi madre, sentada en la cocina. Tenía pinta de estar llorando. Los días anteriores intenté consolarla, y eso lo empeoró, así que pasé de largo.

Cerré la puerta con llave y me tiré en la cama. Entonces examiné atentamente el paquete. Era aproximadamente del tamaño de una caja de zapatos. El papel estaba medio rasgado, pero aun así no se podía ver nada. No ponía remitente, tan solo mi dirección y mi nombre. Muerta de curiosidad, lo abrí.

En efecto era una caja, pero no de zapatos. Quité la tapa cuidadosamente y pude ver el contenido: Un collar con una especie de cruz, una llave y una carta. Cogí la carta, aparté lo demás y me acomodé bien. Entonces la abrí.

"Querida Alicia:

Espero que te acuerdes de mi. Soy Elisa."

¿Elisa? No era esa la niñera que me cuidaba cuando tenía tres años? Por aquel entonces, tendría unos 65 años. Hice un rápido calculo. Ahora debería tener unos 80 años. Por un momento una chispa de  alegría inundó mi corazón.

"Alicia, necesito que atiendas. Es una emergencia. Les están matando. Están exterminando a toda Niwa. Probablemente no te acuerdes de ese sitio, pues lo visitaste cuando no tenías más de dos años. Te adjunto en este paquete la llave que necesitas para volver al lugar donde naciste. Necesito que vayas al sótano y entres. Necesito que les salves.

Tienes todo mi apoyo.

-Elisa         

Posdata: El colgante es la única manera de sobrevivir en el bosque. Úsalo"

Me quedé en estado de shock. Bajé las escaleras lentamente y me dirigí a la cocina. Vi a mi madre sentada. Ya había dejado de llorar.

-Mamá...

-Que quieres, Alicia. -Su tono era arisco y frío. Quería estar sola. Quería estar tranquila.

-¿Tenemos sótano?

Aquellas palabras la impactaron, pues abrió los ojos de par en par y me miró enfurecida.

-NO MENCIONES EL SÓTANO. VETE DE AQUÍ. NO HAY NINGÚN SÓTANO. VETE, Y NO VUELVAS A HABLAR DE ESO. ¡VETE!

 En ese instante se puso a llorar, pero yo ya me había subido a mi habitación.


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